domingo, 26 de diciembre de 2010

Live long and Prosper.

 Me arden los dedos. Mis manos no ya no responden y la sensación se exparse por todo el cuerpo.  Necesito escribir algo.

 No escribí nada estos días porque sabía que cualquier cosa que puede traspasar a un escrito tendría un peso emocional exesivo. Sobraron las emociones este tiempo, y no descargarlas en el momento adecuado las acumuló para un solo texto.

 Tranquilamente puedo resumir todo a un simple, "no estoy en mi mejor momento"... y no voy a salir mucho de ese resumen. Aunque tengo la necesidad de explayar un poco, sinó, escribir no trae beneficios.

 
 Realmente creí que estas fiestas iba a ser terribles, insoportables y tristísimas. No fue tan así.
 
 Resumir la acostumbrada reunión navideña a el grupo más íntimo de familiares creó un ambiente mucho más cerrado, que en este caso fue perfecto.
 La primer ausencia de mi abuelo para las fiestas fue terrible. Decir esto me duele, pero escribirlo me quema. Fueron muchos años junto a él, y junto a mi abuela... muchas tardes, muchas noches, mucho todo.
 
Ya la ausencia de mi abuela el año pasado marcó mucho las fiestas. Su enfermedad nos robó la abuela que teníamos, todos nos cubrimos con saber que no siente ningún dolor y que ni siquiera se da cuenta de todo esto... pero no es lo mejor. Siempre fue una vieja encantadora, con oido tísico y lengua afilada, pero siempre amorosa y entregada a la familia, que lo recibía y devolvía aún mas intensamente, porque lo merecía, porque se lo debíamos.
 
Si empiezo a referirme a mi abuelo, llego hasta fin de año... dentro de unos años. Para esta ocasión, solo voy a decir que el hueco que dejó en nosotros es totalmente equivalente a la grandeza que tuvo, como persona, como hombre, y como abuelo. No me canso de decir que nosotros, los hombres, con su partida perdimos al mayor exponente que teníamos... la pérdida fue a nivel nacional... mundial.
 Ese miercoles, lo único que podía pensar era, ¿Cómo todo sigue moviéndose?... los autos, las personas...todo seguía. El resto de la gente parecía inmune a la onda expansiva. La impotencia hervía en mis adentros, todo tomó el valor que realmente tenía. Si su corazón se detuvo, por qué no todo con él?. Eso carcomió mis pensamientos, y lo hace hasta el día de hoy.

 Esta navidad, igual de la pasada, fue humedecida por lágrimas melancólicas y llenas de dolor, pero esta vez, fueron tranquilas. 


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 Cabe aclarar que no solo lo anterior azota mi pensamiento, convirtiéndolo en pesar... pero eso lo voy a dejar para otro texto... que ya está escrito, pero le faltan algunas realidades para terminarlo, y darle el sentido del que carece, como todo ahora.

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